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Federico el Grande, el Congreso y la Patria

“El gobernante es la primera persona del Estado. Se le paga bien para que preserve el cargo con dignidad. Pero a cambio, se le exige un trabajo diligente en beneficio del estado.” “No existe ningún interés propio que no sea equivalente al de mi pueblo. Si los dos son incompatibles, la preferencia siempre debe ser dada a los intereses y beneficios de la nación”

Friedrich II der Grosse – Extracto de sus testamentos políticos

Publicado: 2014-10-27

Un sólo hombre, con las armas correctas, puede ejercer cambios profundos en una nación. Friedrich ascendió al poder a los 28 años, habiendo superado, o al menos eso hizo creer a su padre, algunas rebeldías propias de la juventud. Desde ese momento puso a funcionar a Prusia con la precisión de los mecanismos de los relojes de verdad. Con una serie de reformas transformó su alegre pero irrelevante patria en una fuerza capaz de derrotar a Francia, Rusia y Austria juntos. Tolerante con todas las religiones mientras éstas no obstaculizaran la ciencia y la tecnología pero con una tolerancia cero contra todo indicio de corrupción. Construyó entre muchas otras cosas, la Opera de (Berlín Staatsoper Unter den Linden) pero no para el beneplácito de la nobleza, como ocurría en otras partes de Europa, si no para la ilustración del pueblo: “un pueblo educado es más fácil de gobernar” decía. 

Staatsoper unter den linden - berlin

De la mano de gente instruida y justamente pagada, logró convertir su nación en un ejemplo de burocracia eficiente, administración y educación, sin rival en Europa.  

Un sólo hombre sí puede cambiarlo todo en poco tiempo y de forma duradera. Alemania, un país que es a todas luces un ejemplo de efectividad, heredó su sistema. Y recordemos que hablamos de un país que ha sobrevivido, sólo en el siglo 20, a dos guerras devastadoras, y que sigue siendo, bajo cualquier índice económico, una de las primeras cinco potencias del mundo. Detrás de este éxito moderno, detrás de cada gran reforma del gran rey de Prusia, crecía algo que no sabía de límites: un indiscutible amor por su patria.

Esto último es de lo que más carecen esos a quienes pagamos muy bien pero cuyo principal motivación no es ni de lejos el bienestar del país. Mulder y los nacionalistas defendiendo a Cenaida Uribe o los fujimoristas protegiendo a Gagó, muy pronto los apristas harán los mismos por Luciana León. Intereses personales preceden a los de la nación : ¿Hasta cuándo, Catilina...?

Cicerón denuncia a catilina - Cesar Maccari

Pero, ¿qué hace esta gente el Congreso? Un país que necesita a gritos reformas especializadas, está gobernado por políticos que toman decisiones trascendentales en base a caprichos partidarios o en vista de sacar beneficios económicos aprovechando su cargo. No cualquiera debería ser congresista (ni alcalde, ni gobernador o ministro). Se hace urgente en esta nación un filtro que deje pasar sólo peruanos patriotas, talentosos, probos y preparados. Sin filtro seguiremos siendo víctimas de nosotros mismos, porque ser congresista hoy en día, es muy fácil:

1. Paga tu cuota de inscripción en un partido (mientras más pagues más cercano al número al 1)

2. Invierte en publicidad: ensucia la calle con volantes, contamina la ciudad con tus pancartas, haz el ridículo para poder aparecer en la prensa escrita y mejor aún en la TV.

3. Ganas. Vende favores por doquier, favorece a tu empresa, cobra una comisión a tus asesores, lleva a tu familia de viaje por el mundo con tus viáticos y no vayas al congreso, a menos que te convoquen.

4. En los últimos años, propón algunas leyes populistas o arma algún escándalo para asegurar la reelección.

*si eres voleibolista de Seúl 88 o Susi Díaz pasa directamente al número 3.

Como el sabio electorado del país se divide políticamente entre cobras y leones, la victoria con este método, es más que segura.

...y cuándo llegará nuestro Mesías?

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